Es un producto que requiere tiempo y disposición para asimilar. Al abrir el pote, se siente olor a queso. El color es pálido. Nunca había visto una mantequilla de campo tan blanca. Nos dio desconfianza al comienzo porque más bien parece margarina. Pero al derretirla apareció la leche y nos tranquilizamos. Algunos integrantes de mi familia optaron por no comerla, pero yo la comí y es rica, solo que al ser baja en sal se siente un poco sin sabor. Por eso digo que hay que acostumbrarse y darle una oportunidad.